Conciertos
BOS 02
Concierto proyección
Anthony Gabriele, director
NACIO HERB BROWN / CONRAD SALINGER (1896 – 1964): Singin’ in The Rain Banda sonora original (1952)
El programa de esta noche consiste en la proyección de la película Singin’ in the rain completa, en versión original y registrada en cuanto a las voces y con la interpretación íntegra y en directo de la banda sonora por parte de la orquesta. La duración del concierto es de 1 horas y 43 minutos aproximadamente. Les rogamos que por respeto a la música, los músicos y el resto del público permanezcan en sus asientos hasta que los créditos finales hayan concluido.
*Primera vez por la BOS
FECHAS
- 10 de octubre de 2019 Palacio Euskalduna 19:30 h. Comprar Entradas
- 11 de octubre de 2019 Palacio Euskalduna 19:30 h. Comprar Entradas
Venta de abonos, a partír del 8 de julio.
Venta de entradas, a partir del 15 de septiembre.
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EL ARTISTA TOTAL. EL MUSICAL DEFINITIVO
KELLY BAILA
Gene Kelly baila. Con Cyd Charisse, campesina escocesa en Brigadoon, chica de gánster en Cantando bajo la lluvia; Kelly baila con Judy Garland en un Caribe imposible en El Pirata o en un jardín de vivos colores en Por mi chica y por mi, película rodada en blanco y negro; Kelly baila con Rita Hayworth en Las Modelos y también lo hace consigo mismo; Kelly baila con Fred Astaire en Ziegfield Follies y consigue que parezca que lo hace igual de bien que él; Kelly baila solo encima de un periódico en Repertorio de Verano; Kelly baila con fregonas y escobas en El desfile de las estrellas; Kelly baila con el ratón Jerry, de la pareja Tom y Jerry, en Levando anclas y con otros dibujos animados en Invitación a la danza; Kelly baila con Frank Sinatra y Jules Munshin en Un día en Nueva York; Kelly baila con Dan Dailey y Michael Kidd, e incluso patina, en Siempre hace buen tiempo; y Kelly vuelve a patinar, en mas de un sentido, en Xanadú en compañía de Olivia Newton–John; Gene Kelly baila siempre, porque, como él decía, ya que no había podido inventar la danza, porque ya estaba ahí cuando él nació, había venido a revolucionarla.
Eugene Curran Kelly nació en 1.912 en Pittsburgh y estuvo desde su infancia en contacto con la música, ya que su padre vendía fonógrafos y su madre era una entusiasta bailarina aficionada que inculcó en sus cinco hijos el gusto por la danza. Montó con ellos un grupo, The Five Kellys. De aquel quinteto solo Gene y Fred consiguieron profesionalizarse, y se llamaron The Kelly Brothers, y se fueron a New York y empezaron a trabajar en Broadway. En medio habían tenido una academia de baile y Gene se licenció en económicas y casi en derecho. La leyenda del americano triunfador también le adjudica los oficios de fontanero, albañil, camarero y aprendiz de periodista. Lo que sí está documentado es que participó en los musicales Leave It To Me, Time Of Your Life, One For The Money y Pal Joey (que años después se llevaría a la pantalla con Frank Sinatra) Y en ese montaje conoció a un bailarín del coro llamado Stanley Donen, un tipo con algunas ideas extravagantes sobre el musical. Quería salir de los escenarios, de los platós, llevar la música y el baile a la calle, pero eso no lo podía hacer allí, así que convenció a Kelly y se fueron a Hollywood donde ya había llegado la fama del bailarín, lo que le valió un contrato con la Metro Goldwyn Mayer en la que, paradójicamente, no querían que danzara sino que ejerciera de actor dramático. Afortunadamente Judy Garland le proporcionó un primer papel en el film por mi chica y por mí en el que era presentado como La sensacional estrella de la comedia musical de Broadway, y en el que ya se movía como si tratara de mantener el equilibrio en la cubierta de un barco en plena tormenta y mostraba el primer plano la cicatriz en el lado izquierdo de su cara, consecuencia de un accidente de bicicleta en su infancia.
Le obligaron a aparecer en películas que no le merecían, hasta que en El desfile de las estrellas se le ocurrió montar un número musical con elementos de la limpieza, que es a lo que se dedicaba su personaje. El tipo tenía ideas además de bailar bien. Y así, concretando su estilo de baile acrobático llamó la atención de la Columbia que le solicitó para intervenir en Las Modelos, donde, además de bailar con Rita Hayworth, se inventó Alter Ego, un número en el que bailaba con su propio espíritu, dos Kellys en pantalla. Su ilusión era hacer cosas diferentes y poco después se convirtió en el primer humano que bailó con un dibujo animado, el ratón Jerry. Ocurrió en Levando anclas, una comedieta simpática y sin mayor trascendencia que convertía a Kelly y a Frank Sinatra en marinos, como si se tratara de un ensayo de Un día en Nueva York, su debut como director, en colaboración con Donen, y uno de los grandes musicales de la historia, con música de Leonard Bernstein, que contaba las andanzas de tres marineros de permiso. Entre las dos aventuras marineras Kelly apareció en Ziegfield Follies bailando con Fred Astaire. “Fred es la aristocracia del baile, yo represento al proletariado” declararía mas tarde. Nunca se llevaron mal a pesar de los rumores, cada uno tenía un estilo, no había competencia. También apareció en otro musical de Vincente Minelli, El pirata, y en Los tres mosqueteros, una de aventuras cuyas peleas estaban coreografiadas como si fueran bailes.
Estamos en los días de gloria de Gene Kelly, era ya un creador indiscutible, un maestro, un coreógrafo que inventa, un bailarín que hace lo imposible. Rueda Un Americano en París con música de George Gerswin donde lo mismo canta I Got Rhythm con una cuadrilla de niños, que monta el ballet mas espectacular jamás rodado hasta el momento. Seis Oscar se llevó la película, uno especial para él por su versatilidad como actor, cantante, director, coreógrafo y, claro, bailarín. Y al año siguiente, estamos en 1.952, Cantando bajo la lluvia, el mejor musical de la historia. Con él llegó a la cima mas alta en su carrera, porque, sinceramente, es muy difícil hacerlo mejor. Volvería a rodar con Minnelli, Brigadoon, y cerraría su trilogía con Donen en Siempre hace buen tiempo, que no fue precisamente un éxito a pesar de las innovaciones que presentaba, entre ellas el primer número de baile patinado. Y tuvo un capricho, hacer una película totalmente bailada, Invitación a la danza, que fue un autentico fracaso y que le hizo desistir de seguir bailando, aunque reaparecería en un film olvidable titulado Xanadú con Olivia Newton-John. Y colaboró en esa recopilación de grandes momentos musicales que fue That’s Entertainment y sus secuelas y dejó su sello en la historia del cine y en nuestra memoria las imágenes de su baile.
KELLY ACTUA (Y DIRIGE)
Nunca sabremos si Gene Kelly hubiera sido ese gran actor dramático que auguraban los directivos de Hollywood si no se hubiera dejado ganar por la pasión por la danza. Lo cierto es que sus interpretaciones ya estaban contaminadas por los movimientos enfáticos y rítmicos que identificaban su baile. Interpretó comedias, melodramas, thrillers y hasta películas bélicas, pero no será por ellas por las que será recordado.
Si resultó sorprendente su labor como director. Es cierto que, al principio, se apoyaba mucho en los conocimientos técnicos de Stanley Donen, que si fue un cineasta todoterreno, porque no solo dirigió musicales como Siete novias para siete hermanos o Bodas reales, sino que realizó films memorables como Charada o Dos en la carretera. Aunque Kelly logró superarle cuando dirigió un musical glorioso como Hello Dolly. Y así podemos ver como vino a cerrar dos etapas del cine musical. Primero en los cincuenta, tras Cantando bajo la lluvia, época en la que el propio Kelly fracasó con Siempre hace buen tiempo, y otros títulos como La bella de Moscú, Oklahoma, South Pacific, Bus Stop y hasta El Rey y yo tuvieron recaudaciones mas bajas de las previstas. Los tiempos estaban cambiando, había llegado el rock, los jóvenes querían ver películas de Elvis Presley. Pero el musical se reinventó a comienzos de los sesenta. West Side Story revolucionó el concepto y permitió la llegada de otros éxitos como Mary Poppins, Sonrisas y lágrimas y My Fair Lady. Gene Kelly volvió a poner fin a todo eso con Hello, Dolly, un supermusical que parecía ser imposible de superar y que dejó en la sombra títulos como Camelot, La leyenda de la ciudad sin nombre, The Star o Funny Girl. Habían llegado los Beatles y nacían Tommy o Jesucristo Superstar, cuyo autor, Andrew Lloyd Weber, se convertiría después en el artífice de la nueva concepción del musical que llega hasta nuestros días. Gene Kelly lo dejó entonces y se limitó a realizar comedias inofensivas como Guía para el hombre casado y El club social de Cheyenne.
KELLY CANTA (BAJO LA LLUVIA)
Los astros tuvieron una alineación favorable para los musicales en 1.952. El año anterior Un americano en París había arrasado en los Oscars. La había producido Arthur Freed que tras el éxito de Un día en Nueva York confiaba ilimitadamente en su estrella Gene Kelly y en un puñado de canciones a las que él mismo había puesto letra. Una de ellas, Cantando bajo la lluvia ya había aparecido en Hollywood Revue of 1.929, pero a su autor le parecía que podía aprovecharse mas. Les dio la idea a Kelly y a Stanley Donen para que rodaran una nueva película, aunque ellos dijeron que no les convencía. Pero el productor era Freed y el productor siempre gana. El guión se escribió teniendo en cuenta las canciones que se iban a interpretar y siguiendo la costumbre de la época una legión de guionistas fue incrustando frases que, al, final, resultaron muy afortunadas. A Gene Kelly tampoco le gustaba Debbie Reynolds porque no sabía bailar. De hecho para grabar el tema Good Morning la obligó a ensayar hasta la extenuación y cuentan que la chica se escondió en un rincón hasta que pasó por allí Fred Astaire que se ofreció a enseñarle como debía abordar ese número. Con todo se necesitaron de ocho repeticiones para que Kelly diera su aprobación y cuenta la leyenda que los pies de Debbie sangraban cuando terminaron. Tampoco le gustaba a Kelly el espectacular bailarín Donald O’Connor porque como actor era muy limitado. O’Connor acabó en urgencias tras realizar el número Make ‘em Laugh y necesitó una semana de reposo para recuperarse de la experiencia. Todo eran problemas porque Kelly y Donen querían una película perfecta. Y lo consiguieron porque el American Film Institute consideró a Cantando bajo la lluvia el mejor musical de la historia. Hay muchas leyendas en torno a esta película, sobre todo las que rodean al rodaje del número central, la danza de Kelly sobre los charcos. Para empezar se asegura que Kelly llegó al rodaje con cuarenta grados de fiebre y es cierto que las últimas tomas las hizo en estado febril, pero fue como consecuencia de estar tres días chapoteando en el agua, lo que deja claro que, en contra de lo que asegura el mito, esta secuencia no está rodada en una única toma. Se dice también que como el chapoteo de Kelly no se oía lo suficiente por su distancia con el micrófono, dos bailarinas imitaron sus pasos sobre otro charco, esta vez con el micrófono cerca. Y luego está lo de la mezcla de agua con una solución salina y leche para que se vieran las gotas. Bueno, este era un truco que ya estaba instalado en Hollywood antes de nuestro musical, pero en él, además, iluminaron especialmente el plató para que la lluvia se viera mas claramente. La película tiene también un largo ballet a semejanza del que aparecía en Un americano en París. Ni Reynolds ni O’Connor quisieron participar porque si les habían sometido a semejante presión en números mas breves, no querían ni pensar como podría ser el rodaje de un número de trece minutos y medio. Ni un problema. Llamaron a la extraordinaria Cyd Charisse y ese ballet ya es historia. Un detalle malévolo: observen que la bailarina casi siempre tiene las rodillas flexionadas. Se debe a que Kelly era algo mas bajo que ella. La paradoja final es que Jean Hagen, que en el film interpreta a Lina Lamont la estrella que no podrá seguir trabajando en el cine porque su voz no es apropiada para el sonoro acabó doblando a Debbie Reynolds, supuestamente la que la dobla a ella, en algunos pasajes. Todo es leyenda en Cantando bajo la lluvia. Todo es música, baile, alegría, un espectáculo inigualable, un mito. Prepárense, porque van a ver Cantando bajo la lluvia como nunca la han oído.
FÉLIX LINARES
ANTHONY GABRIELE – Director
Anthony ha logrado una gran reputación internacional por dirigir con una tremenda pasión nacida de su profundo conocimiento y comprensión del repertorio. Ha trabajado con orquestas como la Royal Liverpool Philharmonic Orchestra, Orquesta de la Fundação Calouste Gulbenkian, Jerusalem Symphony Orchestra, Lahti Symphony Orchestra, Basel Symphony Orchestra, Bulgarian State Opera, Britten Sinfonia, RTÉ Concert Orchestra, y la Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya.
En los últimos años, Anthony se ha erigido como uno de los mejores directores de conciertos de “Películas con Orquesta”, con títulos como Psicosis, Vértigo, El mago de Oz, Singin’ In The Rain, Indiana Jones en busca del arca perdida, Jurassic Park, Un americano en París y La bella y la bestia.
Después de estudiar piano, composición y dirección en el Conservatorio de Música de Sydney, la carrera de Anthony en el teatro musical incluye títulos como CATS, Grease, El Mago de Oz, El Rey León, El fantasma de la ópera, Jesucristo Superstar, Sonrisas y Lágrimas y Evita.
Entre 2014 y 2018, Anthony fue director principal de la British Sinfonietta. Esta temporada debutará con la Orquesta Sinfónica Nacional del Perú y volverá a la Royal Liverpool Philharmonic Orchestra, Royal Northern Sinfonia y la Orquesta Fundação Calouste Gulbenkian (Lisboa).
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J. C. Arriaga
Obertura Op. 20
J. Brahms
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I. Stravinsky
El pájaro de fuego, Suite
Alessio Bax, piano
Erik Nielsen, director
La Quinta de Tchaikovsky
Lugar: Palacio Euskalduna,Bilbao
Cuando Tchaikovsky presentó al mundo su quinta sinfonía, ya era considerado el primer compositor de Rusia, un país que se tomaba muy en serio la música. Y en ella cumplió el objetivo de los grandes: sonar universal sin renunciar a sus raíces nacionales. Shostakovich, por su parte, se dió una tregua para regalar un precioso concierto, ligero, elegiaco y ensoñador, a su hijo Maxim. Para abrir, un joven Ligeti rindiendo homenaje al folklore de su Rumanía natal.
G. Ligeti
Concert Românesc
D. Shostakovich
Concierto nº 2 para piano y orquesta en Fa Mayor Op. 102
P. I. Tchaikovsky
Sinfonía nº 5 en mi menor Op. 64
Simon Trpčeski, piano
Pablo González, director
Borrani y la Concertante de Mozart
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Cada visita de Lorenza Borrani es sinónimo de riesgo y emoción. En esta ocasión alternará como violinista en la maravillosa Sinfonía concertante de Mozart, junto a nuestra solista de viola Cristina Blanco, y como directora frente a la Sinfonía nº 4, apodada “Trágica” por el propio Schubert. Una obra que, como mucha de su música orquestal, el compositor no llegó a escuchar estrenada en vida.
W. A. Mozart
Sinfonía concertante para violín, viola, y orquesta en Mi bemol Mayor K.364
F. Schubert
Sinfonía nº 4 en do menor D. 417 «Trágica»
Cristina Blanco, viola
Lorenza Borrani, violín-directora
